El bajo rendimiento académico y el abandono escolar temprano son dos aspectos prioritarios para lograr alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La superación de esta problemática, según nos indican los datos de los últimos 10 años, está lejos de implementar políticas y prácticas educativas basadas en lo que a alguna persona se le ocurre que puede funcionar, pero sin ninguna base científica. Un ejemplo claro es la propuesta de segregar al alumnado más vulnerable para procurar su mejor integración. Todas las evidencias científicas con las que contamos hasta el momento señalan los efectos devastadores de separar y segregar al alumnado por cualquier motivo (rendimiento, procedencia, religión…). Las prácticas segregadoras, además de no mejorar el rendimiento de ninguna persona, incrementan las desigualdades y dificultan enormemente el bienestar emocional del alumnado. Décadas de investigación señalan el camino contrario.
¿Qué podemos hacer en nuestras clases, en nuestras escuelas hoy? El día a día nos brinda oportunidades para atajar exitosamente el bajo rendimiento académico de nuestros estudiantes. La clave nos la regala el Dr. Ramón Flecha en su entrevista en este mismo diario: consultar las evidencias científicas que más han logrado mejorar el rendimiento académico del alumnado en todo el mundo. Cuando consultamos qué nos dice la ciencia sobre cómo aprendemos más y mejor, las respuestas son claras: implementando y potenciando las oportunidades de interacción para el alumnado, con cuantas más personas, mejor. Las Actuaciones Educativas de Éxito se construyen sobre los principales consensos de la comunidad científica internacional: que el aprendizaje sucede en interacción y que la participación de las familias y otras personas de la comunidad en la escuela es clave para lograr el éxito educativo y social de todos y todas. Su implementación rigurosa ha conducido a numerosas escuelas a mejorar de manera exponencial el rendimiento académico, incluso en escuelas en las que el 98% de alumnado recibe becas de comedor, con mayoría de familias de etnia gitana y familias inmigrantes con situaciones socioeconómicas adversas. Por tanto, no es a quién tenemos en la escuela, sino qué hacemos en nuestros centros educativos.
[Imagen: iStockPhoto]