Movimiento estudiantil «La Rosa Blanca»
El movimiento estudiantil “La Rosa Blanca”, que perduró activamente entre 1942 y 1943, fue un movimiento de resistencia liderado por estudiantado universitario alemán contra el avance del nacionalsocialismo. Este fue un movimiento protagonizado, entre otras personas, por una mujer, Sophie Scholl. La Rosa Blanca, liderada por 5 estudiantes cristianos, llegó a representar en el pensamiento alemán un sólido movimiento opuesto a la barbarie del nazismo. Fue elogiado por actuar sin interés en el poder o protagonismo personal y fue apoyado por personas diversas independientemente de su raza, sexo, religión y edad. La Rosa Blanca redactó y distribuyó seis cartas en las que se animaba a la resistencia no violenta contra el régimen liderado por Adolf Hitler.
Actos comunicativos y conquista de la paz.
Los actos comunicativos y las sociedades dialógicas son superiores a la violencia, especialmente por su efectividad e impacto. El movimiento estudiantil La Rosa Blanca es uno de los ejemplos. Fue un movimiento no violento, de gran resistencia en uno de los períodos trágicos y violentos de la historia. Su impacto ha trascendido hasta nuestros días. Es un ejemplo maravilloso para la juventud, para las chicas y los chicos, y un referente excelente en la diversidad de contextos educativos. Sus contribuciones son de mayor activismo social y moralmente superiores a las de los guerrilleros a los cuales tanto se ha venerado en muchos entornos socioeducativos. Sin arriesgar las vidas de otras personas, sí las suyas, consiguieron el apoyo de muchos de sus compañeros y compañeras y de la población que estaba contra el régimen nazi y contra la violencia. No se dejaron engañar por la exaltación del nazismo en ese momento, gracias a los diálogos y reflexiones familiares y a los mejores escritos filosóficos, sociológicos, religiosos, etc. que compartían y debatían constantemente. Estos inspiraron todas sus cartas de denuncia y de llamamiento al despertar de la paz, la verdad y la solidaridad que albergaban muchas personas. Con diálogo constante se resistieron a la violencia, hacia la que siempre, históricamente, también hoy, tanto se coacciona.
Desde la resistencia pasiva interpelaron a la movilización con la misma claridad y radicalidad que en la actualidad tienen los movimientos de impacto no violentos: “quien no actúa es cómplice de la violencia”. Mediante el uso de la palabra a través de las cartas que distribuían, llegaban cada vez a más lugares y de forma más organizada. Esto hizo posible romper con el silencio y la sumisión de las mentes de muchas personas y coger un bote salvavidas, como es aferrarse a los ideales y sentimientos más humanos, especialmente en los momentos más duros y violentos.
Si una ola de protesta recorre el país, si está en el aire, si muchos participan,
entonces, con un último y enorme esfuerzo podremos acabar con este sistema.
Fragmento del segundo panfleto de Die Weisse Rose (La Rosa Blanca)
[Imagen: Wikimedia Commons]
Durante 12 años, maestra de educación especial y asesora de educación inclusiva en la Generalitat Valenciana. Actualmente, profesora de la Universitat de València. Sus líneas de investigación incluyen las Actuaciones Educativas de Éxito en diversidad de grupos sociales y etapas de aprendizaje, la formación docente, la inclusión educativa y la socialización preventiva de la violencia de género.