Students and young teacher having a conversation at classroom
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Estos días, en la universidad estamos desarrollando el concepto de entorno seguro. Según el marco en el que nos movemos, se entiende por entorno seguro el espacio que garantiza que todas las relaciones se gestionan desde la seguridad de todas las personas y la garantía de que todas reciben el respeto y trato adecuados al valor infinito de todas las personas.

En algunas ocasiones, cuando se habla de estos temas, las propuestas, las indicaciones, las reflexiones se centran en el tema del acoso en general y en la violencia de género en particular. Sin embargo, el entorno seguro es mucho más que eso porque pretende construir un clima en el que todos estemos bien, seguros, a gusto, centrados en crecer y con la garantía del respeto de nuestros derechos. Construir un entorno seguro va más allá de evitar el acoso o la violencia, porque cuando se aseguran relaciones sanas, libres, respetuosas y cordiales, la violencia desaparece y, si surgiera algún caso, rápidamente la propia institución y todas sus personas se activan para denunciar y proteger.

Lo mismo puede ocurrir cuando hablamos de atención a la diversidad. La primera idea es pensar en aquellas personas con algún tipo de dificultad o discapacidad. Sin embargo, cuando se habla de atención a la diversidad deben reconocerse, al menos, dos ideas básicas: la diversidad enriquece y la diversidad abarca más que la referencia a las personas con necesidades de apoyo educativo (artículo 3 de LOMLOE, 2020).

Porque cuando hablamos de diversidad nos apoyamos en el séptimo principio del aprendizaje dialógico: “igualdad de diferencias” y, a partir de ahí, reconocemos todas las diferencias y las aprovechamos para un verdadero aprendizaje inclusivo. Por supuesto, no podemos olvidar el basarnos en las evidencias científicas.

Estos días los estudiantes de una clase del Grado de Educación Primaria, dentro de un Proyecto Interdisciplinar, deben diseñar un aula para los niños y niñas de entre 6 y 12 años. Y, entre otras indicaciones más formales, les hemos indicado que además del espacio, es relevante proponer formas de trabajo que ayuden al máximo desarrollo de todos los niños y niñas. Para ello les hemos propuesto el artículo How Inclusive Interactive Learning Environments Benefit Students Without Special Needs, donde se demuestra que la verdadera inclusión educativa es la que garantiza los mejores resultados para todo el alumnado, tanto en la equidad de oportunidades como en la igualdad de resultados, porque todos aprenden por medio de interacciones basadas en el diálogo igualitario y la solidaridad (tertulias dialógicas y grupos interactivos). Lo interesante del artículo es que, además, estos espacios interactivos de aprendizaje son verdaderos entornos seguros.

[Imagen: iStock]

Por Jesús Marauri

Coordinador de Formación Continua. Departamento de Innovación y Organización Educativa. Facultad de Educación y Deportes. Universidad de Deusto.