Entre el profesorado de tres universidades españolas que escribimos este artículo, hay personas religiosas y otras agnósticas. Hablamos desde nuestra común colaboración activa con escuelas que están trabajando día a día haciendo real el derecho a la educación de niñas y niños de Nicaragua. Desde esa perspectiva, queremos señalar la enorme pérdida que supone el ataque del gobierno de Ortega a una universidad tan excelente como es la Universidad Centroamericana – UCA y la disolución de la Compañía de Jesús. Elegimos hacer nuestra colaboración a través de una organización de los jesuitas porque nos ofrecía garantías de poner todo nuestro trabajo al servicio de los derechos de quienes más lo necesitaban. La autoritaria medida de Ortega dificulta mucho el derecho a la educación de esas niñas y niños de zonas muy desfavorecidas.

En septiembre del 2019 tuvimos la inmensa suerte de participar en una formación sobre el modelo dialógico de prevención y resolución de conflictos con escuelas de Fe y Alegría en la UCA (Managua, Nicaragua). Los y las participantes nos cuidaron mucho y tuvimos conversaciones muy interesantes sobre el contexto político y educativo en general de su país. Nos compartían cómo de necesaria veían la transformación de contextos adversos a espacios de diálogo y excelencia, y recalcaban que eso solo era posible basándose en la ciencia y en evidencias. Lamentablemente, con la presente situación se rompen los sueños de muchos niños y niñas y, en general, de una sociedad amable, cercana y soñadora que contaba con un futuro esperanzador para sus futuras generaciones. 

Históricamente las peores personas, las más violentas y crueles, han utilizado las calumnias para silenciar e intentar destruir el conocimiento, la solidaridad, la libertad y el amor. Esta misma estrategia es la que utiliza de nuevo el gobierno de Ortega contra la UCA. Queremos mostrar nuestra condena a estos actos y el apoyo firme a los jesuitas y a todas las personas que a través de la UCA han trabajado por contribuir a la educación y, a través de ella, a extender los Derechos Humanos en Nicaragua. No están solos y alzamos la voz ante estas difamaciones y despotismo que tanto perjudican a la sociedad nicaragüense. El progresismo, la libertad y los movimientos sociales por el derecho a la educación y a la cultura siempre han estado en contra de actos como este.

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Nerea Gutiérrez, Andrea Khalfaoui y Rocío García de la Universidad de Deusto, Esther Roca de la Universitat de València y Ramón Flecha, Catedrático Emérito de la Universidad de Barcelona.