Nos estamos acostumbrando, en los últimos tiempos, a ver ciertas polémicas en las redes sociales, especialmente en Twitter. Una de las que más repercusión tuvo ya hace unas semanas tenía mucho que ver con cómo la conectividad de los tiempos que corren crea un empobrecimiento cultural. El tuit venía a decir que los grandes genios de la música, la literatura y el arte habían creado sus grandes obras de forma aislada, con la ‘inspiración’ que les había llegado.
Muy pronto surgieron las primeras críticas indicando que, al contrario, las grandes obras de la humanidad surgieron gracias a las relaciones entre las personas, entre los y las artistas. Sin estas interacciones probablemente no tendríamos muchas de las obras maestras de las que podemos disfrutar hoy.
Desde niños las interacciones con los demás son fundamentales en el desarrollo de nuestro cerebro; somos incapaces de desarrollarnos de una forma óptima en aislamiento. La mejor educación tiene lugar cuando aparecen interacciones de calidad, diversificadas y multiplicadas. Lo sabemos desde Vygotsky y la Zona de Desarrollo Próximo, Bruner con el concepto de andamiaje para adquirir nuevos conocimientos, Habermas y su Teoría de la Acción Comunicativa, Freire, que nos dice que para huir de la educación “bancaria” hace falta una discusión constante y un diálogo, y Ramon Flecha y los principios del aprendizaje dialógico.
Dos actuaciones a nivel educativo ponen su foco en potenciar estas interacciones de calidad en las escuelas, también en las escuelas rurales. Son los grupos interactivos y las tertulias dialógicas. Cuando en la escuela se ponen en marcha este tipo de actuaciones, las interacciones se diversifican y multiplican. Los diálogos que se establecen entre profesorado, alumnado, familias y otros miembros de la comunidad educativa transforman sus aprendizajes y sus vidas gracias a estas actuaciones avaladas por la comunidad científica internacional. Las palabras de los participantes evidencian que las interacciones intensifican los aprendizajes de todos y todas y destacan cómo hay aprendizajes que no se habrían conseguido sin las interacciones con otros:
“lo mejor de la actividad es juntar diferentes edades más los padres y las madres y ver cómo entre todos vamos aprendiendo los grandes de los pequeños… a mí es una de las actividades que más me gusta participar “
Madre voluntaria de escuela rural
“Sí que aprenden mucho porque entre unos y otros, aprendemos incluso nosotros. Yo misma no sabía leer valenciano y ahora pues me toca leer (ríe)”
Abuela participando en las tertulias con el alumnado
En aislamiento no se produce una mejora en el ser humano. Hacen falta interacciones, ya que somos seres sociales por naturaleza. Lo que también sabemos es que no cualquier interacción mejora la educación de nuestros niños y niñas; se necesitan interacciones de calidad, diversificadas, con la participación de toda la comunidad educativa y orientadas al diálogo.
[Imagen: Unsplash]
Profesor de inglés en el IES Leopoldo Querol de Vinaròs