Entre el entretenimiento y la educación
En la actualidad, el debate sobre cómo los medios de comunicación afectan a las niñas y los niños pequeños ha alcanzado niveles críticos. Con la proliferación de programas, series, películas y videojuegos dirigidos específicamente a este grupo demográfico, surge una pregunta crucial: ¿es beneficioso para las niñas y los niños en edad preescolar consumir estos contenidos, o es preferible evitarlos?
Investigaciones recientes ofrecen una visión contrastante de los efectos de los medios en las niñas y los niños pequeños. Estudios previos, como los realizados a finales del siglo XX y principios del XXI, señalaban impactos negativos significativos, especialmente en relación con la exposición a la violencia en los medios (Paik y Comstock, 1994). Asociaciones pediátricas predijeron en su momento posibles consecuencias adversas, incluyendo bajo rendimiento escolar, problemas de atención y trastornos del sueño asociados con la exposición prolongada a la televisión durante la primera infancia (Christakis et al., 2004; Takkar, Garrison & Cristakis, 2006; Zimmerman, 2005). Sin embargo, ninguno de estos estudios examinó detalladamente el tipo específico de contenido consumido, una variable crucial para determinar su impacto potencial.
Por otro lado, investigaciones más recientes sugieren que no todos los medios son igualmente perjudiciales. Programas como Barrio Sésamo han sido ampliamente estudiados y elogiados por su capacidad para mejorar el desarrollo cognitivo, promover habilidades lingüísticas y sociales, y preparar a las niñas y los niños para el éxito académico a largo plazo (Anderson et al. 2001; Lesser, 1972; Fisher, 2004). Estos programas educativos están diseñados con asesoramiento pedagógico y fundamentados en teorías educativas sólidas, lo cual los diferencia notablemente de otros contenidos puramente recreativos.
En medio de estos descubrimientos divergentes, es fundamental que las familias y personas cuidadoras se informen científicamente sobre los contenidos mediáticos al momento de decidir qué permitir que consuman sus hijas e hijos. Esta elección, lejos de ser trivial, podría tener un impacto significativo en el bienestar y desarrollo futuro de las más pequeñas y pequeños del hogar.