Hace un par de meses, mientras preparaba las lecturas para participar en un espacio de diálogo sobre abuso sexual infantil, me venía a la mente una acción concreta que se llevó a cabo durante el curso pasado en la escuela en la que trabajo actualmente: el CEIP Eres Altes, en Riba-Roja de Túria, València. Esta acción deriva de las actuaciones que se vienen haciendo desde hace años en este colegio, a través de las asambleas de convivencia que se realizan en torno a temas que preocupan e interesan al alumnado.
En el colegio, convertido recientemente en comunidad de aprendizaje, hace tiempo que existe una inquietud general por erradicar la violencia a través de la formación del profesorado y familias, dando voz a los más pequeños y pequeñas. Y en este empeño, como leía en una de esas lecturas, es clave crear escuelas seguras donde el diálogo interpersonal construya alternativas, posicionamiento y comunidad para el aprendizaje colectivo que supone prevenir y dar respuesta a las posibles situaciones violentas, entre las cuales también existe el abuso sexual infantil. Es por eso que pensé en la importancia de visibilizar las prácticas que se vienen realizando en muchos centros educativos, y concretamente en mi escuela, dialogando con dos de las compañeras participantes en las asambleas de convivencia del colegio: Nieves Ormeño y Elena Martín.
¿De dónde sale la idea de hablar sobre los baños en la escuela?
La idea surge durante una asamblea de convivencia, en el marco de la comisión mixta de convivencia. Unas niñas de 1º de primaria comentaron que cuando iban al baño no se sentían seguras porque había quien les molestaba, se asomaban por debajo de la puerta… Entonces, otra de 6º dijo que también pasaba con los más mayores y que había quien no usaba el material del baño correctamente, encontraban los baños sucios, etc. Empezaron a desvelar preocupaciones.
Este tema surgió de ellos y ellas. Lo alucinante del tema es que era una inquietud compartida por todo el alumnado, desde infantil hasta primaria: todo el mundo debía respetar la intimidad de las demás personas. Es por ello que, después de diversas reuniones, se consensuaron unas normas que decidimos plasmar en diferentes carteles que cuelgan de las paredes de cada uno de los baños que hay en el centro. Las han creado ellos y ellas. Las han formulado, dialogado, acordado… hasta crear los carteles que las representan. Tienen mucho sentido porque han participado directamente en su elaboración.
¿Desde cuándo hacéis estas asambleas y por qué?
Desde que iniciamos el modelo dialógico de prevención y resolución de conflictos, y con la finalidad de elaborar la norma del centro, empezamos a realizar asambleas en las que los niños y las niñas del colegio participaban junto con las familias, profesorado, personal de comedor… Durante el curso programamos diferentes momentos y espacios de diálogo: la comisión mixta de convivencia plantea temas vinculados a crear espacios libres de violencia para construir nuestras normas y, a la vez, necesitamos saber qué le preocupa al alumnado para elaborar sus propias normas.
Así fue como detectamos que les estaba afectando no poder ir con tranquilidad al baño, sobre todo a los más pequeños y pequeñas, que no estaban acostumbrados a cerrar la puerta.
¿Quién participa en las asambleas?
Dos representantes voluntarios de cada aula, desde infantil hasta primaria, pero intentamos que no siempre vayan las mismas personas; así las voces son más diversas. Su papel es trasladar las reflexiones sobre el tema acordado que, previamente, se ha trabajado en clase con la tutora para, después, retornar las conclusiones a las que se han llegado. ¡Mola mucho ir a las asambleas!
¿Hay en la escuela otros espacios en los que se da voz al alumnado?
Las tutorías son momentos ideales para trabajar la prevención con lecturas de cuentos, de artículos de DF (Diario Feminista) y PE (Periódico Educación), vídeos… Son actividades dialógicas frecuentes.
Implementamos también el club de valientes violencia cero para visibilizar (y que se repitan) las actitudes valientes, a las que dotamos de mucho atractivo. Y las tertulias literarias dialógicas, donde se reflexiona y se tratan temas muy presentes en sus vidas y que les ayudan a buscar soluciones y estrategias, porque no permitimos la violencia.
En nuestra escuela, el diálogo está muy presente. Lo hacemos también en infantil. Ellos y ellas se expresan y dicen lo que les gusta y lo que no.
Así pues, el vínculo existente entre favorecer espacios de participación del alumnado (desde los más pequeños a los más mayores), tener en cuenta sus preocupaciones, dialogar, buscar consensos… ayuda y protege a la infancia. Se crean conjuntamente estrategias y alternativas que, de otro modo, difícilmente se darían. Esto también protege a los niños y a las niñas del abuso sexual infantil.