En Vitoria Gasteiz, un curso más, la escuela Comunidad de Aprendizaje IPI Sansomendi ha puesto en marcha el modelo dialógico de prevención y resolución de conflictos y, dentro de este, la estrategia que tan buenos resultados les está dando desde que la implantaron en el curso 2014-2015: el club de valientes.

La novedad este curso es que el club de valientes también se va practicar en Primero de la ESO. Hasta ahora se llevaba a cabo en Educación Infantil y Primaria, pero este curso, aprovechando que el alumnado de Primero ya lo llevaba practicando desde 4º de Primaria han decidido extenderlo a Secundaria.

Esta estrategia les está facilitando llevar al aula todas aquellas recomendaciones que las investigaciones dicen que son necesarias para prevenir la violencia en general y más en concreto la violencia de género:

No naturalizar la violencia: El alumnado ha aprendido a reaccionar ante cualquier tipo de violencia y se enfrentan a ella.

No es no: Se enfrentan a la persona que ejerce violencia independientemente de que sea amigo, hermano, más fuerte, mayor… y le explicitan mirándole de frente: “No te permito que pegues, insultes… a…”

Solidaridad: Saben que si lo hacen entre todos y todas son más fuertes que quien se quiere imponer por la violencia, por eso se juntan, hacen lo que llaman el escudo, rodean a la víctima para protegerla y le ayudan a enfrentarse de forma pacífica a la persona que la ha agredido.

Quitar atractivo a las personas violentas:  En el IPI Sansomendi, las personas violentas, los «chicos malos”, están empezando a dejar de ser los populares y se considera que utilizar la fuerza, abusar… son actitudes cobardes, mientras que denunciar y enfrentarse a ellas es de valientes.

Trabajo conjunto de toda la comunidad: Las familias cada vez lo tienen más claro. Una madre comenta:

 “Antes había estado en otra escuela y recibía quejas del comportamiento de mi hijo pero cuando llegaba a casa yo no sabía cómo hacerlo. Cuando llegué a esta escuela vi que las cosas eran distintas, que ya no me pedían que lo solucionara yo sola, sino que entre las profesoras y yo nos planteábamos qué podíamos hacer y nos poníamos de acuerdo. Y cuando además más adelante pusieron en marcha lo de club de valientes todo fue mejor: mi hijo se esfuerza mucho más y ha mejorado también en casa”.

El profesorado también valora que los conflictos han disminuido mucho y que la convivencia ha mejorado, hay un ambiente de más solidaridad, de más amistad.

Los niños y las niñas de esta escuela son los que más claro lo tienen:

 “Si se lo hacen a uno, nos lo hacen a todos” 

“Yo lo hice con mi propio hermano, creo que es un acto de amor, porque así puede cambiar”. 

Con estas actitudes nos están dando una lección a la sociedad.

[Este artículo se publicó por primera vez en DF Diario Feminista, el 26 de noviembre de 2017]
[Imagen: Freepik]
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Asesora de necesidades educativas especiales y coordinadora de la red de Comunidades de Aprendizaje de Euskadi