Un halo de esperanza para niños y niñas con TEA y sus familias
7- Resultados y situación actual
[Esta es la continuación de un artículo anterior]
Considero importante resaltar que toda la información recabada en los artículos la complementé con multitud de artículos sobre inclusión educativa encontrados en la web de comunidades de aprendizaje. Fue una sorpresa muy grata conocer que durante los años previos a la pandemia se realizaron tantos esfuerzos, experiencias y desarrollos en el área de la inclusión educativa. Sin ese desarrollo, esta experiencia no habría tenido nunca éxito.
La aplicación de la evidencia científica ha sido difícil y ardua, pero gracias a esa evidencia científica he podido contribuir a la mejora de las condiciones de una persona necesitada. Pocos sentimientos son tan intensos como el que ahora mismo siento, he sentido durante este tiempo y sentiré cuando recuerde estas vivencias. No obstante, queda un largo camino por recorrer para aceptar la evidencia científica como halo de esperanza para las personas con TEA y sus familias. Deberemos seguir actuando firmes y demostrar que no tiene menos sentimientos el que aplica la evidencia científica con rigor y que, en su aplicación, subyacen componentes éticos, sentimentales y solidarios del máximo valor.
La mayoría de los profesionales que han trabajado con nosotros me atribuyen a mí el mérito, haciendo atribuciones personales de por qué el estudiante solo me sigue a mí, como si fuera por aprendizaje troquelado o impronta, y yo siempre respondo de igual manera: solo ha avanzado porque todo lo que hago lo realizo respetando al máximo las guías que en esos artículos aprendí. Me gustaría llamar la atención a unas palabras que escuché a Michael Apple en una intervención hace tiempo: muchas veces, cuando trabajamos en situaciones extremas, no existen las victorias completas, sino que se dan dos pasos hacia delante, y luego paso y medio atrás; queda un avance muy leve, pero firme. En los peores momentos, tuve que analizar de manera muy detallada si de verdad había mejoras. Cuando pensaba en el día a día, hora a hora, no podía afirmar si las había o no, pues los avances y retrocesos eran continuos. No obstante, cuando analizaba mes a mes las mejoras (mantenimiento de conducta social y reducción de la disrupción), me daba cuenta de que el mejor día de un mes era como el peor del siguiente y que, por tanto, había mejora, por muy difícil que fuera tenerla en cuenta a cada momento. Creo que todo profesional y familiar que trabaje con alumnado en circunstancias similares podría beneficiarse de esta orientación. Por cierto, llegué a traducir esos artículos para facilitar su lectura para familia, compañeros y profesionales que no pudieran leer en inglés. Tengo un documento redactado con todas las mejoras que el discente tuvo gracias a la lectura de esos artículos. Algunos de los ejemplos implican:
- Participar en una obra de teatro de ‘El Quijote’ frente a 400 personas.
- Enseñar a una madre y a la familia entera a comunicarse por primera vez con su hijo con TEA (gracias a una tutoría activa, que aprendí que se realizaban en la Comunidad de Aprendizaje La Paz de Albacete). Desde entonces el estudiante adquirió lenguaje comprensivo y expresivo.
- Hacerle jugar con otros niños y niñas por primera vez en su vida (tardamos 3 meses en lograrlo).
- Retomar la relación con su padre, pues llevaba cerca de año y medio sin verlo por la pandemia (el padre no podía verle por si le contagiaba COVID 19, pues podía perder a gran parte de su familia, cuyos miembros adolecían de otras condiciones que les hacían extremadamente vulnerables a la enfermedad). Esto fue posible gracias a que, tras 5 meses, el estudiante mejoró tanto su comportamiento que hasta aprendió a llevar mascarilla, pudiendo retomar la relación y el contacto con su familia paterna.
- La retirada de pañal con 7 años (2 meses tardamos, cuando hasta entonces había resultado imposible).
- Una de las mayores victorias fue comprobar cómo, con el tiempo, profesores recién llegados al centro entraban al aula condicionados por el miedo a la disrupción que podrían presenciar, muy en contraste con etapas anteriores, y a veces les costaba identificar dónde estaba el estudiante: había mejorado tanto que a veces costaba vislumbrarla entre la multitud, toda una proeza en comparación con años anteriores.
- La actual asistencia vespertina a la biblioteca tutorizada del centro; hecho remarcable, pues el estudiante había sido rechazado en otras actividades extraescolares.
- La iniciación en un deporte de moda como es el pádel, gracias a la disposición de un monitor a aceptarle en sus entrenamientos (tras múltiples negativas en otras actividades y deportes). Para su facilitación, se comenzó a realizar en el centro la introducción al pádel en los recreos. Se realizó una recolección de material de pádel en la ciudad que movilizó recursos suficientes para la introducción de este deporte a decenas de niños y niñas, entre ellos, el estudiante aquí descrito. La experiencia se reflejó en la prensa local.
- Es especialmente relevante señalar que, gracias a esas actuaciones reflejadas en los artículos, logramos avances académicos en todas las áreas, incluyendo:
- En el área de Matemáticas, realizar procedimientos de más de dos pasos.
- En el área de Lengua, alcanzar un nivel escritor similar al de su grupo etario y desempeño lector proporcional a su nivel cognitivo, lingüístico y evolutivo.
- En el área de Educación Física, realizar una batería de ejercicios en cadena sin ayuda, prácticamente.
- En el área de Música, realizar coreografías de hasta 4 minutos.
- En el área de Plástica, poder incluso ayudar a otros compañeros con las manualidades.
- En el área de Science, responder a ejercicios de una pregunta de manera autónoma.
- En Religión, poder mantener una conducta poco disruptiva durante largos periodos de tiempo.
En el área de Inglés, aprender phonics (sistema de enseñanza de lectoescritura) y leer y escribir en ambas lenguas.