Todas las familias desean los mejores aprendizajes y las mejores formas de vida para sus niños y niñas, pero promover interacción con colectivos sociales, actividades y materiales audiovisuales que aporten calidad en sus contenidos para ese desarrollo personal deseado no resulta tan accesible como cabría esperar. El primer paso es tener el espíritu crítico para poder buscar y elegir las mejores opciones de ocio y aprendizaje para la infancia. El segundo es tener acceso posible y asequible a ese tipo de interacciones y materiales.

¿Cómo podemos lograr que en todos los hogares posibles tengamos opciones socioeducativas preescolares de calidad? ¿Algunos de nuestros lectores o lectoras recuerdan el famoso programa de “Barrio Sésamo” emitido en España hasta principios del 2000 y presente en más de un centenar de países?

Sesame Workshop, organización sin ánimo de lucro que trabaja desde hace más de cinco décadas en la creación de contenidos educativos de calidad basados en evidencia científica, creó el mítico programa socioeducativo y lo presentó estratégicamente a gobiernos y otros organismos internacionales para que a través de la televisión llegaran contenidos de calidad, en formato de entretenimiento, a todos los hogares posibles, incluidos los más vulnerables. 

La organización está convencida de que, con los recursos educativos adecuados, el cambio social es posible y todos los niños y niñas pueden crecer siendo más inteligentes, con mejor salud, fuertes y amables. Todo esto valida sus producciones y su acceso es útil y gratuito para las familias, profesionales de la educación y otras figuras de la comunidad educativa.

La web presenta programas audiovisuales, artículos de investigación, cursos, seminarios web, juegos y libros, facilitando el acceso a áreas de investigación científica y de impacto social y a un amplio abanico de recursos desde los cero años y durante toda la etapa infantil. Mientras se trabajan contenidos académicos se cuida la inclusión y se promueven, entre otras, interacciones saludables, buenos hábitos de alimentación, actividad física o habilidades sociales y emocionales como la empatía, la resiliencia o la autorregulación. Estas herramientas pueden sernos realmente útiles en nuestras casas, en otros espacios educativos, formales e informales e, incluso, en situaciones de dificultades especiales o en entornos radicalmente críticos como pueden ser los derivados de conflictos bélicos (niñas y niños refugiados, por ejemplo).

Este tipo de recursos socioeducativos no solo nos proporcionan respuestas educativas tempranas que favorecen el bienestar presente y futuro de nuestros niños y niñas sino que, posibilitando el acceso a toda la comunidad educativa, pueden contribuir a disminuir las desigualdades sociales y a revertir entornos de exclusión social.

[Imagen: sesameworkshop.org]
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Licenciada en Pedagogía y profesora de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Valencia