Hoy es el Día Internacional contra la violencia y el acoso escolar, una de las experiencias adversas en el desarrollo infantil y adolescente más prevalentes a nivel mundial. Sus consecuencias no solo suponen daños en la salud mental y física de las víctimas, sino que incluso incluyen la comisión de suicidio. En España, tenemos ejemplos recientes muy duros.
La Comisión Europea ha mostrado gran preocupación por el aumento de las cifras de este tipo de victimización en el entorno escolar y por la poca o nula efectividad de algunos programas que se presentan como eficaces para superar el acoso escolar en los centros educativos. Algunos de esos programas son populares y muy caros, y las evidencias publicadas en revistas científicas muestran que no eliminan el acoso e incluso algunos empeoran la situación.
La investigación científica ya ha demostrado lo que funciona más y mejor para eliminar el acoso escolar. Ese conocimiento ya está publicado en el Informe de la CE Achieving student well-being for all: educational contexts free of violence. Este informe contiene la lista de los trece programas que son de éxito en mitigar las consecuencias negativas de los acosos y en generar entornos seguros que los previenen, así como la lista de los programas que no lo logran. Todo esto acompañado de las fuentes donde se pueden consultar las evidencias de impacto social de esos programas o su ausencia.
Ahora se necesitan dos cosas:
1) Dejar de implementar programas e ideas que no tienen base científica o que ya han demostrado fracasar. Entre ellos, actividades que bajo la etiqueta de educación emocional y sexual están promoviendo acosos porque son contrarias a las evidencias de impacto social.
2) Implementar lo que se ha demostrado que sí está reduciendo y eliminando acosos y salvando vidas alrededor del mundo. Existen muchos centros educativos a nivel internacional que están implementando Actuaciones de Éxito en superación de acosos y abusos, en entornos culturales, étnicos, religiosos, lingüísticos y socioeconómicos diversos. En todos los casos, consiguen resultados excelentes. Esos programas comparten tres características: 1ª) implicación de toda la comunidad; 2ª) formación científica del profesorado, de la comunidad y del alumnado en lo que se ha demostrado que funciona más y mejor; 3ª) promoción de entornos basados en relaciones humanas de calidad.
Además, es clave que los protocolos de protección y salvaguarda de los centros educativos incluyan medidas que no solo protejan a las víctimas sino también a quienes las protegen, porque solo con el posicionamiento activo y valiente de toda la comunidad es posible superar el acoso. No dejemos a ningún niño o niña, chico o chica solo o sola, rompamos el silencio en torno a cualquier acoso, lo haga quien lo haga, protejamos a quienes protegen a la persona acosada e implementemos las evidencias científicas de impacto social. La vacuna existe, es cuestión de implementarla y el coste humano no deja lugar a dudas de que esta acción es más urgente que nunca.
Cuarta científica del ranking internacional (Google Scholar) en “safeguarding” e investigadora en el Proyecto de Superación de Abusos Sexuales de los Jesuitas a nivel mundial